En 1978 se estrenó Superman en los cines. La película contaba con las actuaciones del hasta entonces desconocido Christopher Reeve, Gene Hackman y Marlon Brando. Fue un absoluto éxito, su banda sonora es una de las más reconocidas en la historia del cine, sus efectos visuales marcaron un antes y un después en este ámbito y obtuvieron un reconocimiento especial por parte de los premios de la Academia. Sin embargo, esta película tuvo 3 secuelas que su calidad fue descendiendo en cada una de ellas.
En 2006 se estrenó Superman Returns, la que sería una secuela de la tercera película tratando de olvidar la cuarta entrega. Se hablaba del film como un renacer de Superman y contaba con el director de las exitosas X-Men y X-Men 2. La película seguía las bases de la original, esta vez intentando conocer un poco más su lado humano. No logró una taquilla tan buena como para hacer la secuela que se planeaba, el público quedó insatisfecho y nadie se creía ya el planteamiento de que Superman no era reconocido solo por llevar lentes y actuar torpemente.
Parecía que nos podíamos ir olvidando de una nueva película del superhéroe, pero el final de la exitosa trilogía de Batman y el ambicioso proyecto de Marvel de hacer The Avengers, que empezó con Iron Man 2 y siguió con las películas de Thor y Capitán America, lograron que Warner Bros. y DC Comics no se rindieran y le dieran un nuevo tratamiento al Hombre de Acero. Y quién mejor para crear la historia que los autores de la última trilogía del Caballero Oscuro, David S. Goyer y Christopher Nolan.
Antes de contratar a Zack Snyder (300, Watchmen, Sucker Punch) fueron considerados para dirigir este reboot Ben Affleck, Darren Aronofsky, Robert Zemeckis, Guillermo del Toro y el fallecido Tony Scott.
Esta producción que empezó con la historia que Nolan presentó en 2010 obtuvo un presupuesto de $220 millones y la cinta dura 143 min. El resultado está empezando a ser bueno en la taquilla estadounidense pero ¿quizás no tan buena como los estudios esperan?
La película tiene sus pros y sus contras, y no logra a causar el impacto y la novedad que logró Batman Begins y sus secuelas. De hecho el problema empieza en tratar de seguir los pasos de la trilogía del Caballero Oscuro, desde el título, Man of Steel, evitando mencionar la palabra Superman y todas las referencias que pueda traernos a la mente.
Otro problema está en la carencia de un estilo o un diseño de producción bueno o relevante. En el comienzo de la historia vemos la destrucción del planeta Kripton. Durante este primer acto, los escenarios no nos transportan a la rareza o la magnitud de otro planeta como lo hizo Avatar. El diseño de vestuario y el maquillaje también dejan mucho que desear. Los diálogos y la interacción de los personajes son antinaturales y carecen de la intensidad que, por ejemplo, Thor nos mostró.
Durante el segundo acto, vemos a un Clark Kent o Kal-El en edad adulta. La elección de Henry Cavill en el papel es acertada, sin embargo, el actor no da una interpretación memorable.
Siguiendo con las similitudes con la trilogía de Batman, Clark Kent realiza un largo viaje con la finalidad de encontrarse a sí mismo. En este punto también entra, del universo de Marvel, Wolverine, con el que también estamos muy familiarizados. Otro desacierto es la relación con Lois Lane, muy apresurada y muy corta aunque Amy Adams realiza una buena interpretación de la reportera.
Dentro de los grandes aciertos de la película está la humanidad que se le da a Superman, la cual tiene una gran diferencia con otros superhéroes. El lazo tan fuerte que tiene con sus padres no lo habíamos visto ni siquiera en las películas de Spiderman. También el personaje tiene un fuerte conflicto sobre hacer daño a los humanos debido a la educación que sus padres le han dado. De esta manera, la película logra hacernos empatizar con el personaje de una manera natural.
En general, la película es bastante entretenida, sin embargo, la dirección está equivocada. No tiene la emoción, la fantasía, el humor o la impresión que en teoría debería causar Superman. Las actuaciones, a pesar de que resultan creíbles, en un intento de no caer en la exagerción, no transmiten la intensidad que la historia o los diálogos sugieren. Los efectos visuales son generalmente buenos, pero no son transgresores. Zack Snyder promete mucho pero acaba realizando una dirección descafeinada hasta las secuencias finales, aunque no distan mucho de las secuencias finales de otros blockbusters de los últimos años.
Cabe mencionar también la obvia y molesta presencia de publicidad en la película. Marcas como Nokia, Nikon, Sears, IHOP y 7-Eleven son casi personajes dentro de la película.
La historia de El Hombre de Acero pudo haberse traducido en una gran película, pero pequeños errores sumados terminan convirtiendo este reboot en una buena película entretenida pero que no trascenderá. (*** de 5)
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